martes, 19 de julio de 2016

Un triste momento

El pasado 2 de julio en el momento que Luigi y Tío Jorge llegaban a la Mesa de Esnujaque a disfrutar del feriado del 5 de Julio (2016), se dieron cuenta que nos habían mudado.

Los amigos de lo ajeno rompieron una ventana en la parte de atrás de la casa, arrancaron la reja y se llevaron, usando los espacios del Hotel Esnujaque, todo lo que pudieron de Arroyito.

Nos dejaron la casa vacía, hasta tal punto que, era imposible quedarse en ella, pues hasta la bombona de gas se la robaron. Quienes de la familia visitaron la casa, no pudieron ni hacer café, mientras que los delincuentes se dieron el tupé de preparar comida dentro de la casa, con insumos de nuestra despensa.

Como era necesario, se notificó al comando de la Policía del Estado Trujillo con base en la Mesa de Esnujaque, quienes se apersonaron y constataron el daño hecho por los delincuentes.

Es menester agradecer a nuestros amigos Fernando y Camila, quienes recibieron en su propiedad del LLanito a los Guerra Rincón viajantes durante ese fin de semana.

Nuestro espacio para la convivencia armónica y familiar, en la paz inherente a esos pueblos de los Andes Venezolanos, fue rota por esos mal vivientes que decidieron quitarnos, amparados en la sombras de la noche, lo que nuestra familia ha tardado más de cuarenta años en construir.

Decidí escribir estas líneas después de tantos días, pues tuve la oportunidad de visitar la casa entre el sábado 16 y el lunes 18 de julio (2016); ahí pude constatar con mis propios ojos el daño que nos hicieron. Una visita sin embargo, que rindió sus frutos.

Un triste momento para todos Guerra Rincón.

Alexander Acosta Guerra

jueves, 21 de octubre de 2010

La casa de la Mesa

"Arroyito" es el resultado del esfuerzo y el cariño hecho trabajo emprendido por mis abuelos, Jesús e Iria, a quienes con cariño siempre llamamos Pachú y Mima.

Como tal, la casa, es un patrimonio familiar. Sin embargo, la casa no es la familia. La familia somos nosotros, los descendientes de Pachú y Mima, quienes hicimos vida en esa casa, hace muchos años, y quienes podemos hacer vida de nuevo en ella... Solo depende de nosotros.

El mayor legado que pudieron dejar mis abuelos, no está en esos ladrillos, tejas y cemento, que permitieron construir a "Arroyito". Su mayor legado somos nosotros, sus nietos, sus hijos y sus bisnietos. Esa sangre que fluye por nuestras venas es su verdadero legado.

La casa de la Mesa, para mi, luego de tantas diferencias, es un simbolo de encuentro y reunificación, que espera tan solo por nosotros, el legado de Jesús e Iria, para que la ocupemos, para que la disfrutemos.

El pequeño riachuelo


El viejo rosal de Mima


Bienvenido


En la misma mesa


La luz sigue entrando